Llevamos más de veinte años de proceso democrático ininterrumpido y, hemos superado una de las crisis sociales más severas de la historia sin recurrir a soluciones extrañas al sistema. Hemos hecho todos, pueblo y dirigentes, un esfuerzo para no recurrir a soluciones mágicas ni mesiánicas. Hemos confiado en el sistema para castigar a los malos dirigentes no dejándolos llegar al poder nuevamente y, la expresión del pueblo a través de su voto y su opinión nos ha permitido avanzar. Es cierto que aún falta mucho para hacer, es cierto que el sistema aún carece de muchos elementos fundamentales para garantizar la representación de los ciudadanos pero, pienso que el sistema tiene la suficiente madurez para avanzar en algunos sentidos.
Todos conocemos ( o deberíamos conocer ) la forma en que se eligen nuestros representantes, todos sabemos la influencia que podemos tener en dicha elección y lo importante que puede ser o no nuestra opinión al respecto. Creo que es hora de que también podamos decidir si queremos participar o no del proceso electoral. por supuesto que si no lo hacemos estaremos renunciando a un derecho que tenemos por el hecho de ser ciudadanos de nuestro país y, no deberíamos asombrarnos ni protestar demasiado si las cosas no son como quisiéramos.
Lo cierto es que de esta manera se elegiría gente a partir de cierto interés del electorado en ellos y no por descarte como viene ocurriendo hasta ahora. No bastaría con ser menos malo que el oponente sino que haría falta seducir al votante para que se tome la molestia de ir a dar su apoyo a determinado candidato.
Ya hemos implementado internas abiertas y simultáneas para elegir candidatos para la compulsa, ahora solo falta completar el circuito y animarse al voto optativo.
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