martes, 12 de agosto de 2014

El nunca nos permitió dejar de ser niños

"¡Tenés que ver Hook!" me dijo alguien, al poco tiempo "¿No viste Hook?" y... tanto me insistieron que un día, alquilé el cassette de VHS y me senté a ver "Hook"; pensé que era una película de aventuras para chicos y yo ya era "grande" (cuando la estrenaron tenía 25 años y cuando la vi creo que un par más) y creo que solo me convenció a verla el hecho de que tanta gente me la recomendara y haber visto un reparto encabezado por Dustin Hoffman y... Robin Williams. Verla fue una de las mejores decisiones de mi vida.
Ese mismo hombre que conocí de chico cuando apareció con un traje rojo extraño (eran los primeros tiempos del color en la TV argentina ) y un triangulo blanco con el vértice hacia abajo, que tomaba líquidos con el dedo, que saludaba separando los dedos de a dos diciendo "Nano Nano", y que hablaba con su lider diciéndole "su inmensidad", ahora era un hombre que no debía olvidar los sueños de su niñez. Era Peter Pan peleando por su hijo en manos del Capitán Garfio.

Ese mismo hombre había personificado a un soldado indisciplinado que despertaba a la tropa por la radio al grito de "¡GOOD MORNING VIETNAM!" y nos mostraba lo trágica que podía ser la guerra aún en medio de bromas y buena música (rescató del desván al magnífico Louis Armstrong en ese canto optimista sobre  un mundo maravilloso)

Quiero hacer un párrafo aparte con "La sociedad de los poetas muertos"; fui solo al cine a verla y me pegó tanto que salí como perdido del cine y estuve deambulando casi una hora sin saber adonde había estacionado el auto, todavía recuerdo como repetía (sin que nadie entendiera) las palabras de Whitman: "Oh captain my captain" y reflexionaba constantemente sobre el tuétano (después lo acriollé y le llamé caracú) que había que chuparle a la vida y lo dificil que era no atragantarse con el hueso; quien la haya visto sabe de que hablo.

Por supuesto no me puedo olvidar de ese padre que, incapaz de dejar de ver a sus hijos, nos conmovió a todos hasta las lágrimas al disfrazarse de niñera para poder estar con ellos en Mrs. Doubtfire  (papá por siempre).

Con el tiempo la vida fue serenando a sus personajes y las últimas veces lo vi encarnando al presidente Norteamericano Teddy Roosvelt en "Una noche en el museo" que sería su último personaje ya que todavía está por estrenarse la última entrega de la saga.

Creo que el maestro Robin Williams lograba, con cada uno de sus personajes,  llevarnos en una especie de "túnel del tiempo" a revivir nuestra niñez, a reírnos con inocencia y sin maldad. Nos permitió ser niños una y otra vez, tal como Peter Pan, niños capaces de volar con un pensamiento feliz.

Robin: Te vamos a extrañar.