martes, 18 de noviembre de 2014

Se creía Chamán pero era solo Chabán

De solo mirarlo en una foto, uno suponía que este hombre era algo desequilibrado. Quienes transitan o han transitado la noche saben que este tipo de personajes no es tan dificil de encontrar a cargo de algunos locales nocturnos. Un tipo que, seguramente, se obsesionaba por cada detalle de lo que ocurría en el local que gerenciaba. Son personas que logran hacer un negocio de lo que para los demás es diversión, recreación o arte y esto, en nuestra sociedad, es casi imperdonable. Cae mal el tipo que cobra por nuestra diversión. El titular de Crónica dice: "Murió Chabán y se llevó la verdad de Cromañón" generando un halo de misterio alrededor de su muerte. Sinceramente no creo que ni por hipnosis pudiera Chabán decir más de lo que dijo sobre la tragedia, sobre aquel fatídico final de año, sobre esa fiesta que debió ser todo alegría y terminó siendo la noche más oscura.
Chabán, preso con cara de loco

Estamos acostumbrados a cometer pequeñas faltas, estamos acostumbrados a ser más inteligentes que quienes legislaron los requisitos y las prohibiciones; de esta forma decidimos cuales normas podemos respetar y cuales no. Vivimos en un país en el que trabajar a reglamento es castigar a la patronal, las reglas no están para ser cumplidas sino para amenazar. Si se quieren cumplir todas las normas no se puede vivir pero... si ocurre alguna tragedia, "fue por no cumplir las normas".
¿Chabán era culpable? Claro que era culpable, en una sociedad en la que hasta el canillita te afana los suplementos del diario ¿cuántas culpas más tiene un empresario?
Ante una tragedia tan grande como la de Cromañón ¿alcanza con un culpable?: No, la sociedad necesita culpar a cuanto cristiano haya tenido algo que ver y, todos son víctimas inocentes aunque hayan entrado con bengalas a un boliche cerrado.
Anibal Ibarra, Se acabó su gobierno con Cromañón

Cuando se comenzó a investigar lo que había pasado aquella noche, algunos nos desayunamos con que en un baño hacían funcionar una especie de "guardería" para aquellas madres que no tenían adonde dejar a sus niños, una aberración por donde se lo mire. Seguimos encontrando culpables: madres irresponsables, funcionarios permisivos y empresarios inescrupulosos.
Por la tragedia el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue desplazado, el gerente del boliche fue condenado y los músicos fueron tratados como criminales, aún cuando alguno de ellos hasta perdió familiares en la misma.
Quienes salen alguna vez a algún espectáculo nocturno saben que otro Cromañón no es impensable, sabén que esto de no tener los locales en condiciones es endémico, saben que los inspectores cumplen una función recaudatoria más que de seguridad y tantas otras cosas que no son como deberían.
Es fácil echarle la culpa a Chabán de la tragedia, es fácil quitarse el sayo y ponerselo a este tipo, cara de loco que seguramente se "aprovechó" de nuestra juventud tan sana y los mató de puro criminal nomás. Nunca asumiremos las culpas propias, nunca modificaremos de fondo las costumbres y prácticas que producen estos resultados total, siempre hay un Chabán expiatirio, digo, un chivo expiatorio, siempre habrá algún culpable, como decía Tato: "La culpa es... del otro"

martes, 9 de septiembre de 2014

En el País de Nomeacuerdo

Un amigo me dijo hace unos años: "yo a esta película ya la vi en blanco y negro y me quieren venir a contar que la historia es nueva solo porque está en colores".
Vivir  en este país se complica a medida que pasa el tiempo, vivir en este país se complica porque uno ve a amigos, conocidos, personas a quienes respeta y con las que ha compartido algún momento de la vida comportarse como si no hubieran vivido nada, como si hubieran nacido ayer o como si hubieran sido criogenados hace 20, 30 o 40 años y no hubieran pasado por las experiencias que pasamos todos durante ese tiempo.

Esto viene a que un amigo me preguntó: ¿qué sabés del dólar? entonces le dije: vengo escuchando noticias del dólar desde hace más o menos cuarenta años y, la verdad es que nunca me dijeron nada nuevo.

martes, 12 de agosto de 2014

El nunca nos permitió dejar de ser niños

"¡Tenés que ver Hook!" me dijo alguien, al poco tiempo "¿No viste Hook?" y... tanto me insistieron que un día, alquilé el cassette de VHS y me senté a ver "Hook"; pensé que era una película de aventuras para chicos y yo ya era "grande" (cuando la estrenaron tenía 25 años y cuando la vi creo que un par más) y creo que solo me convenció a verla el hecho de que tanta gente me la recomendara y haber visto un reparto encabezado por Dustin Hoffman y... Robin Williams. Verla fue una de las mejores decisiones de mi vida.
Ese mismo hombre que conocí de chico cuando apareció con un traje rojo extraño (eran los primeros tiempos del color en la TV argentina ) y un triangulo blanco con el vértice hacia abajo, que tomaba líquidos con el dedo, que saludaba separando los dedos de a dos diciendo "Nano Nano", y que hablaba con su lider diciéndole "su inmensidad", ahora era un hombre que no debía olvidar los sueños de su niñez. Era Peter Pan peleando por su hijo en manos del Capitán Garfio.

Ese mismo hombre había personificado a un soldado indisciplinado que despertaba a la tropa por la radio al grito de "¡GOOD MORNING VIETNAM!" y nos mostraba lo trágica que podía ser la guerra aún en medio de bromas y buena música (rescató del desván al magnífico Louis Armstrong en ese canto optimista sobre  un mundo maravilloso)

Quiero hacer un párrafo aparte con "La sociedad de los poetas muertos"; fui solo al cine a verla y me pegó tanto que salí como perdido del cine y estuve deambulando casi una hora sin saber adonde había estacionado el auto, todavía recuerdo como repetía (sin que nadie entendiera) las palabras de Whitman: "Oh captain my captain" y reflexionaba constantemente sobre el tuétano (después lo acriollé y le llamé caracú) que había que chuparle a la vida y lo dificil que era no atragantarse con el hueso; quien la haya visto sabe de que hablo.

Por supuesto no me puedo olvidar de ese padre que, incapaz de dejar de ver a sus hijos, nos conmovió a todos hasta las lágrimas al disfrazarse de niñera para poder estar con ellos en Mrs. Doubtfire  (papá por siempre).

Con el tiempo la vida fue serenando a sus personajes y las últimas veces lo vi encarnando al presidente Norteamericano Teddy Roosvelt en "Una noche en el museo" que sería su último personaje ya que todavía está por estrenarse la última entrega de la saga.

Creo que el maestro Robin Williams lograba, con cada uno de sus personajes,  llevarnos en una especie de "túnel del tiempo" a revivir nuestra niñez, a reírnos con inocencia y sin maldad. Nos permitió ser niños una y otra vez, tal como Peter Pan, niños capaces de volar con un pensamiento feliz.

Robin: Te vamos a extrañar.

martes, 13 de mayo de 2014

Martes 13, no te cases ni... ¿que lo qué?

Parece que en estas fechas, con su carga de creencia popular, superstición o como quieran llamarle, me da por escribir. Revisando los orígenes de este blog me encontré con que la primera entrada se llamó: "Sobre el martes 13" y fue escrita hace casi diez años un 12 de julio de 2004, en aquel tiempo la mayor parte de nosotros no tenía mucha idea de lo que era un blog y abrí una cuenta en Blogger, que no era de Google en esa época, y me puse a escribir, luego lo continué haciendo con épocas prolíficas y otras casi nada pero vamos a ver si este "martes 13" trae nuevos aires a este diario.
Creo que los blogs que tienen alguna continuidad en el tiempo y en los que se expresa algún tipo de opinión sirven para observar como hemos ido evolucionando en nuestro pensamiento mejor incluso que en el mcroblogging actual (Facebook, Twitter, etc.) ya que es mucho más sencillo encontrar una entrada de hace diez años atrás que un comentario de hace dos semanas en una red social.
Por otro lado estoy convencido que el hecho de tener un blog como este es, ante todo, una cuestión personal ya que estoy seguro de que no hay tanta gente interesada en lo que pienso.
Bueno, volviendo al origen de esto hablemos un poco del martes 13, en aquel escrito hice referencia al orígen del número 13 como mala suerte desde la tradición cristiana con la última cena de Jesucristo en la que los comensales eran 13 y uno de ellos murió trágicamente después de ella; también mencionaba a Marte, el dios romano de la guerra como posible origen de que sea el martes 13 el día fatídico, también creo que dije (si no lo hice lo hago ahora) que la tradición de nuestros hermanos del gran país del norte consideran como día fatídico al viernes 13 (todos recordamos la saga de películas con el loco de la máscara de hockey y la motosierra) cuyo origen puede rastrearse también hastala muerte de Cristo que, según la tradición, fue un viernes (el viernes santo) pero. Finalmente, y como conclusión de mi escrito dije: "La verdad es que creo que lo de la suerte tiene más que ver con actitudes de la gente que con azares del destino, creo que uno se forja su propia suerte" y en esto tengo que hacer algunos ajustes porque, como dije antes el blog me sirve para ver como evoluciono y voy modificando algunos puntos de vista. Hoy puedo decir que, a mi modesto modo de ver, al martes 13, pasar por debajo de una escalera, pasarse el salero con la mano, y tantas otras tradiciones que llamamos supersticiones; les cabe aquella frase bíblica: "la fe mueve montañas" y en esto pienso que la capacidad del ser humano para influir sobre su destino es tan grande que, el solo hecho de creer algo, condiciona resultados de lo que le puede pasar. Por eso existen los milagros, y por eso se atribuyen milagros personajes como el Gauchito Gil o la Difunta Correa aunque la Iglesia "oficial" no los reconozca como santos. Creo que la fuerza que produce el "milagro" está en la persona que lo pide y que este se cumpla o no depende casi exclusivamente de esa persona y de la fuerza con la que dicha persona crea. Si una parte importante de la sociedad cree que el martes 13 tendrá mala suerte, esa importante parte de la sociedad condicionará su día para recibir alguna desgracia que podrá o no pasar. Cualquier cosa mala que pase en este fatídico día, por ínfima que parezca, será atribuida a la fecha y contribuirá a consolidar el mito y todos habrán sufrido o visto de cerca algo malo que justifica el temor popular a la fecha señalada.

jueves, 3 de abril de 2014

Hay que pasar el invierno

El "Capitán Ingeniero" Álvaro Alsogaray, Ministro de Economía de Frondizi
En junio de 1959, hace unos... casi 55 años, el ministro de economía, Alvaro Alsogaray (El capitán ingeniero) pasaba a la historia con su célebre frase: “Hay que pasar el invierno” con la que pronosticaba lo duro que iba a ser para la población superar esa etapa de “ajuste” de la economía.
Pasando los años, aquella frase se convirtió en una anécdota jocosa y, se recordó cada vez que alguien planteaba algún ajuste duro que significar inflación, retracción del consumo, aumento de los impuestos, tarifas, etc.
Hoy recuerdo aquella frase porque escuché que, a causa de algún desfase en alguna cuenta fiscal (no creo que se deba a una decisión política demasiado planificada) el gobierno nacional ha decidido recortar los subsidios a algunos servicios. Esto implicará que los usuarios deberán abonar una parte del consumo que tenían de dicho servicio que, hasta ahora, era pagado por el estado.
Lo interesante es que uno de los servicios que pierde el subsidio es el gas, y la pérdida de este subsidio que repercutirá en el bolsillo en la misma forma que una tarifa, viene acompañado de toda una explicación de que se busca “racionalizar” el consumo y quienes reduzcan su nivel de consumo serán “premiados” con reducciones importantes en sus pagos. Por si alguien no se dio cuenta hace una semana comenzamos el otoño y es cuando las temperaturas comienzan a descender avanzando hacia el invierno que es cuando realmente hace frío. ¿Esta gente pretende que bajemos el consumo de gas justo en el invierno?. Podría llegar a entender que haya una variación de tarifas, no me caería bien pero quizás lo entendería; puedo entender que, por imprevisiones, haya que tapar agujeros presupuestarios, puedo entender o tratar de entender miles de cosas con las que convivo diariamente que me afectan y que no me gustan pero, ¿porque tengo que soportar que me traten como a un subnormal que no sabe ni donde está parado?
Sarmiento decía que “hay que educar al soberano” y, de hecho, muchos argentinos hemos recibido un nivel de educación razonable (no el ideal) que nos permite discernir a la hora de opinar políticamente, de opinar sobre la cosa pública y, sobre todo, de opinar sobre como nos afecta dicha cosa publica; ¿es que acaso, a fuerza de “tragar amargo y escupir dulce” y de mirar para otro lado hemos perdido la capacidad de darnos cuenta cuando nos están tomando el pelo?
Señores, comencemos a cortar leña porque este invierno no hay que prender ni una hornalla.

 Mientras no reaccionemos a algo (no espasmódica y superficialmente sino con definiciones de fondo y de largo plazo) tendremos que soportar un estado que ni siquiera se toma el trabajo de ponernos la zanahoria como a un burro, ultimamente seguimos el piolín y, como decía el capitán ingeniero: “HAY QUE PASAR EL INVIERNO”