Lo de Raúl Reyes parece historia conocida, el 28 de junio de 1914 se produce en
Sarajevo (Capital de Bosnia-Herzegovina)
un atentado que se convierte en el detonante de la
1ª Guerra Mundial. El centro del conflicto era la exigencia del
Imperio Austro-Húngaro de ingresar a territorio
serbio a buscar a los culpables del atentado (Según los austro-húngaros, una organización paneslavista de la época denominada "mano negra"); lógicamente, esto no podía ser permitido por los serbios y desató la guerra entre ambos países. La política de alianzas de la época llevó a que esto provocara una reacción en cadena que terminó provocando lo que entonces se llamaría "La Gran Guerra" y que luego, en vista de lo ocurrido entre 1.939 y 1.945 terminó denominándose "Primera Guerra Mundial".
Parece, definitivamente, que el hombre es incapaz de aprender de sus propios errores y casi 100 años después, con actores diferentes, se desarrolla la misma tragedia para horror de la asombrada mirada del resto del mundo. Ya no se trata de un asesinato en particular, es la persecución a una organización guerrillera (las
FARC), no es el Imperio Austro-Húngaro quien invade Serbia si no la República Colombiana invadiendo Ecuador, no se trata del
Archiduque Francisco Fernando si no del
Campesino Raúl Reyes pero el fin buscado parece ser el mismo. Hay demasiada gente interesada en una guerra y las provocaciones están a la orden del día y, no nos engañemos, el gran imperio del norte es actor principal en esta representación.
En la primera década del siglo XXI sería interesante desenmascarar a quienes buscan solo la guerra, quizás como una buena forma de hacer negocios; un negocio que al pueblo que la sufre le cuesta vidas, tanto de quienes mueren como de quienes quedan vivos con la carga de haber perdido seres queridos y pertenencias y el horror de haber visto atrocidades inimaginables.
Roguemos que alguien entre en razón y evite esta carnicería entre nuestros hermanos ecuatorianos, colombianos y venezolanos.