jueves, 13 de enero de 2005

Busquemos a Nico



Me resistí­ durante mucho tiempo a comentar algo sobre la tragedia de República Cromagnon, seguramente porque el dolor que me produjo fue demasiado y, realmente, no sentí­ que pudiera aportar demasiado; ni siquiera más confusión pero (siempre hay un pero) hoy me encontré con esta noticia que me produjo el efecto de un puñetazo en la nariz, es decir que me dejó dolorido y lastimado pero despierto, más despierto que nunca. Realmente lo que más me duele es que nadie haga siquiera un comentariosobre la inconciencia que implica llevar a chicos de tan corta edad a un recital de rock en un lugar cerrado.

Parece ser que ahora, toda la culpa de las desgracias sucedidas es de el gobierno o de los empresarios; no digo que no sean responsables pero me parece que alguna vez deberí­amos hacernos cargo de nuestras propias faltas y, una de ellas es casualmente la irresponsabilidad en la crianza de nuestros hijos, en esta tarea no nos puede reemplazar ni un empresario ni un presidente por más brillantes y honestos que fueran. Parece la historia de Salem con sus brujas, las "brujas" del gobierno y las empresas tienen la culpa de las pestes, la falta de cuidado de la gente no tiene nada que ver con eso, todos somos muy responsables.

¿Que pasa si empezamos a invertir la carga de la prueba?

Serí­a interesante que, como ciudadanos responsables que somos, controlemos la actividad del estado, incluso aquella que obliga al estado a controlarnos. Serí­a interesante que cuando vamos a un bar o a un restaurant y los baños no están en condiciones, no solo protestemos ante los propietarios o encargados por la situación sino también ante el estado porque algún funcionario no está cumpliendo con su trabajo. Tal vez serí­a bueno habilitar mecanismos para que esto se pueda hacer en forma más o menos sencilla y de ese modo, que el pueblo sea el inspector de los inspectores, el controlador de los controladores.

Por último quisiera agregar que deberí­amos ser coherentes en nuestros pensamientos y acciones y, el mismo celo que planteamos cuando somos público lo deberí­amos plantear cuando somos empresarios y no tratar de pasarle el cuarto a las normas de seguridad comprando certificados de fumigaciones truchas (sobre todo en locales del rubro gastronómico) o etiquetas falsificadas de los matafuegos que adulteran la fecha de recarga y tantas otras cosasque seguramente se hacen para burlar los controles perjudicando a la comunidad para obtener alguna ganancia.

Ahora, realmente desearí­a que internet sirviera para encontrar a Nico, imagino el dolor de su abuela buscándolo y rogarí­a a quien lo haya visto o llevado a algún lugar, quizás con intención de refugiarlo en su desgracia, que se comunique con ella y lo devuelva a su familia, él tuvo la desgracia de perder a su madre siendo muy niño, no le agreguemos la desgracia de perder a toda su familia e incluso su identidad.



1 comentario:

  1. justamente le perguntè a un amigo argentino, recièn sucediò ese aterrador acontecimiento, del porquè iban familias completas a ese concierto...

    pude ver en la tele a un chico, quizàs de 23 o 24 años cuando mucho, contento porque logrò salvar a su hija, ahora pregunto yo, ¿què clase de padre o madre lleva a su pequeño/a a un lugar asì, con tanta gente, sabiendo que cualquier cosa podrìa sucederle al ser tan pequeño? y deduzco que la niña es pequeña, porque su padre es pràcticamente un niño.

    definitivamente estoy de acuerdo con este post, no siempre es el gobierno y la empresa privada quien tiene la culpa, aveces somos nosotros mismos y ahì si que desviamos el dedo acusador, porque no nos gusta ver esa parte de la verdad.

    ResponderEliminar