jueves, 8 de abril de 2010

País presidencialista

En un país con régimen parlamentario, probablemente un revés electral como el del oficialismo en 2.009 hubiera llevado a la caída del gobierno. Un resultado de ese tenor hubiera forzado la conformación de un gobierno de coalición con participación de distitos partidos opositores para garantizar la gobernabilidad. Nuestro país es presidencialista, no tiene un gobierno parlamentario y, por lo tanto, el parlamento solo limita las acciones del Poder Ejecutivo y no gobierna. El parlamento no decide sobre el destino de los ministros y, si bién posee alguna influencia sobre el Jefe de Gabinete, no es menos cierto que la importancia del mismo está dada por las funciones que le asigne el Presidente.

La discusión de la conveniencia o no de fortalecer un régimen presidencialista o avanzar hacia el parlamentarismo se viene dando desde que me acuerdo y la historia de la Argentina ha venido sosteniendo el presidencialismo a pesar de todos los errores que se le puedan achacar.

Seguramente hay mucho más para escribir sobre el tema pero, traje esto a colación porque durante muchos años estuve enrolado en el bando de los parlamentaristas y, con el tiempo, la realidad me está demostrando que estaba en un error.

Hace demasiado tiempo que nuestros legisladores no logran reunirse por falta de acuerdos para obtener el quórum ¿se imaginan que todo ese tiempo no se hubiera podido gobernar?

La oposición cae en el mismo pecado que le achaca al gobierno, parece que solo los moviera el deseo de venganza y no son capaces de articular acuerdos básicos para que el país avance. La oposición sigue siendo oposición aunque el gobierno haya perdido las elecciones para la renovación legislativa y el gobierno sigue teniendo la responsabilidad de llevar el país adelante aunque haya perdido dichas elecciones.

No voy a entrar en disquisiciones sobre que se quiso votar en 2.009, lo que es cierto es que no se votó un nuevo presidente así que el que está debe seguir hasta 2.011. No nos confundamos, las reglas de juego son esas y nuestro país ya ha sufrido demasiado por no respetarlas.

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