sábado, 12 de octubre de 2013

¿es importante lo que decimos? ¿es importante lo que pensamos?

Me viene a la cabeza una escena en la que Marge Simpson dice una frase ocurrente y concluye: "Siempre me pasa lo mismo, cuando digo algo inteligente no hay nadie cerca".

En esta era de la información que nos envolvió en los primeros años del siglo XXI hemos descubierto una forma de hacer que, al menos nuestros amigos, puedan enterarse de nuestras ocurrencias. Claro que, también, nos encontramos con que podemos compartir también ocurrencias ajenas (alguna frase u ocurrencia de un personaje famoso nos da un status de "cuasi" lectores o algo así)  y lo que es aún más interesante y creativo: muchos han descubierto que pueden hacerle decir cualquier barbaridad a personajes famosos ( hablar de Dios hace que esto adquiera un "plus") y practicamente nadie cuestiona la verosimilitud de la frase citada, " y, si Borges dijo que las gaviotas vuelan de cabeza debe ser cierto no?"

Parece que existiera la necesidad de atribuir un pensamiento a algún personaje famoso para que tenga importancia, nos fijamos más en el origen que en la idea como si una buena frase no lo pudiera ser si el autor de la misma fuera execrable, seguramente los personajes considerados como "malos" en la historia también pueden haber dicho algo bueno y otros como Gandhi o la Madre Teresa deben haber proferido alguna maldición irreproducible en algún rapto de furia como (según el evangelio) Jesús de Nazareth montó en cólera ante los mercaderes del templo.

Atribuir esta proliferación de "frases célebres truchas "a internet, a Facebook, Twitter o a las redes sociales en general sería tan falos como las frases mismas; según quienes leyeron todas las novelas de Sir Arthur Conan Doyle protagonizadas por el investigador Sherlock Holmes, el nunca dijo textualmente "elemental mi querido Watson", sin embargo todos atribuimos esta frase al mítico personaje y todos caemos (o caímos alguna vez) en el facilismo de pretender definir la obra "El Príncipe" de Maquiavelo a través del famoso: "el fin justifica los medios".

Creo que todos tenemos momentos de lucidez y también creo que aún la gente más preparada y bien intencionada algunas veces puede decir barbaridades. En algún momento la frase que más nos llegue puede provenir de un bebé que apenas balbucea y otras veces un erudito puede dejarnos una sensación de vacío y ausencia de contenido ue no esperamos. Todo lo que decimos, pensamos, escribimos, puede ser importante para nosotros mismos o para alguien más. Puede definir un estado de ánimo, una idea, un sentimiento o nada pero se nos ocurrió así y está bien que así sea. Una vez encontré una frase mía escrita en este mismo blog reproducida por un periodista en un muy buen artículo y me sorprendió el alcance que podía tener algo que había escrito sin mayor elaboración, solo sentí la necesidad de escribir y lo hice; alguien encontró importante una idea y la reprodujo cuando yo no le había dado mayor importancia, para mi eran más importantes otras cosas que había puesto pero la comunicación es así y lo que se comenzó a escribir en el baño de un bar puede convertirse en casi el himno de una generación como en el caso de "La Balsa" de Tanguito y Litto Nebbia.

Personalmente prefiero las frases propias de mis amigos que las de personajes célebres (aunque no las descarto) ya que me muestran una parte de mi amigo que quiso compartir con la humanidad y mi naturaleza inquisitiva no tiene que preocuparse por saber si es cierto que ese personaje dijo o no lo que se le atribuye.

Somos esclavos de lo que decimos y amos de lo que callamos pero... que linda esclavitud la de elegir a nuestros propios amos!

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