jueves, 17 de octubre de 2013

Las Patas en la Fuente - a 68 años del 17 de octubre


El proceso de conquistas obreras en nuestro país fue bastante extraño, luego de muchos años de luchas sindicales, huelgas, de haber logrado el "sábado inglés" en 1.905 a propuesta del entonces diputado por la Boca Alfredo Palacios, la semana trágica en 1.919, sindicatos formados por socialistas, comunistas y anarquistas y ante la avanzada contra el movimiento obrero organizado surgida desde el gobierno de Rawson (1943) algunos dirigentes sindicales tuvieron la idea de aliarse con oficiales militares jóvenes. Esto produjo un acercamiento entre el entonces coronel Perón y el movimiento obrero. A partir de este acercamiento, Perón fue la cabeza visible de las reivindicaciones obreras. Surgen convenios colectivos de trabajo que abarcan a la mayoría de los obreros argentinos, surge el estatuto del peón de campo y muchas reivindicaciones obreras más. La lucha obrera pasó a ser sostenida desde los cuarteles, la política también y la cosa se empezó a descajetar. Sindicalistas anarquistas ahora eran parte del gobierno haciendo de la realidad Argentina un absurdo incomprensible para el resto del mundo.

Politicamente el país había entrado en una especie de letargo, la década infame los hizo a todos cómplices del fraude y el ejército aparecía como la única institución con credibilidad para encauzar los destinos nacionales.

A los militares conservadores del gobierno la cosa se les fue de las manos y cuando trataron de frenarlo ya era tarde. Se animaron los obreros a ir a bancar a su defensor, a su mecenas y salieron a las calles, a la plaza principal a pedir su liberación.

Hasta entonces las movilizaciones populares habían concluido con enfrentamientos más o menos sangrientos con las fuerzas del orden, a la ya mencionada semána trágica de 1.919 podemos sumar los sucesos en la patagonia (Patagonia Trágica o, como la llamó el cine, Patagonia Rebelde) en 1.920 y 1.921 por lo que ese movimiento de masas que marcharon hacia el centro de la ciudad de Buenos Aires en 1.945 marcó más de un hito. El componente criollo "cabecita negra" o "descamisado" aparece dentro de la masa obrera modificando de manera sustancial su composición. Ya no eran exclusivamente los obreros europeos anarquistas y socialistas, los cabecitas negras venían desideologizados a marcar nuevas pautas en la lucha.

Apareció este fenómeno del "peronismo", para la gente "decente" de la época fue un "aluvión zoológico", los obreros llegaron a la plaza mayor y la pisotearon, la ensuciaron, se treparon a sus árboles y cometieron la mayor afrenta: refrescaron sus pies (las patas dirían los más ofendidos) en la fuente.

Pero el peronismo no fue solo eso, el peronismo se nutrió de todas las esperanzas que se habían forjado en la Argentina del fraude, de todas las voces que reprimieron su grito de protesta, hoy se diría que fue un movimiento transversal que atravesó a la sociedad nutriéndose con componentes provenientes de los distintos estamentos y clases sociales. Como surgió de las esperanzas reprimidas su composición es absolutamente heterogénea, hay quienes provienen de la religiosidad más fanática y quienes surgieron de los claustros de debate universitario, hombres del sindicalismo y poderosos empresarios, los más "santos" federales y los más "salvajes" unitarios. Todos bajo un mismo paraguas todos bajo un denominador (?) común que para cada uno significa algo distinto y todos son felices con la definición que de él mismo se han elaborado.

Esa maraña compleja de mitos, realidades, ideales, agachadas, aciertos, errores, en fin, ese elemento sin el cual sería imposible explicar la historia Argentina del siglo XX y lo que va del XXI cuyo nombre es peronismo, nació un día como hoy hace 68 años, con los cabecitas negras metiendo las patas en la fuente de la Plaza de mayo.

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