Leo en Clarín.com que a un hombre le quitaron la patria potestad sobre sus hijas por no pagar, durente varios años, la cuota alimentaria para su manutención y me caben algunas reflexiones que comparto con ustedes:
Soy hijo de padres divorciados y fui testigo de la peregrinación de mi vieja por tribunales al vicio ya que mi viejo era vendedor y buen amigo del juez. En conclusión: nunca recibió un peso. Nunca guardé rencor hacia él por esta actitud pero siempre me pareció injusta. Este fallo quizás no tenga sentido para ellos, que ya fallecieron, o para mi, pero seguramente lo tienen para mis hijos que deberían sentirse un poquito más protegidos por la justicia.
Si bién las leyes de protección familiar avanzaron mucho siempre tuve la sensación de que a los jueces y los fiscales les temblaba el pulso a la hora de aplicar el rigor de esas leyes y, por otro lado, aunque es muy dificil entrometerse en la realidad de cada familia me parece que hay casos en que la justicia debería proteger a los integrantes de la familia incluso de ellos mismos (el caso de las mujeres golpeadas que persisten en salvar una relación a todas luces enfermiza). Cuando hay riesgo de vida no se puede hablar de "vida privada" lo mismo que, no es este el caso pero podría darse, si un padre niega alimentos, salud, educación, etc. a sus hijos no solo debería perder la patria potestad sino que debería perder su lugar en la sociedad ya que una sociedad no debería tolerar a quienes atentan contra su futuro y, aunque suene cursi y trillado, nuestros hijos son nuestro futuro.
En síntesis, me parece bién que le quiten los derechos sobre sus hijas a este individuo ya que ser padre no es solo inseminar, me parece bién que la justicia comience a dar señales de humanidad, señales de que nos defiende frente a situaciones injustas. Algunos me dirán que hay madres que a ese dinero de manutención lo usan para otra cosa y no para sus hijos, en ese caso debería, un buen padre, pelearle la tenencia a la "mala madre" por mal uso de los recursos de sus hijos o algo así.
Quizás maduremos un poquito como sociedad cuando aprendamos a hacernos cargo de nuestras responsabilidades y apliquemos la justicia en los casos que así lo requieran preferentemente en forma correctiva.
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