viernes, 6 de abril de 2007

Una muerte absurda

La Nación de hoy titula: "Murió el docente herido en Neuquen", Clarí­n dice: "Murió el docente y aumenta la tensión social en Neuquen"; Página 12: "Una ví­ctima de la polí­tica del garrote" y hasta la publicación en español de la BBC de Londres encabeza: "Argentina: Reclamo deja un muerto". Es dificil expresar lo que siento, una vida truncada gratuitamente. Alguien que viaja en el asiento trasero de un vehí­culo pequeño no puede representar ninguna amenaza para quien tiene casco, armas, escudo y chaleco anti balas. Juan Carlos Fuentealba fue "fusilado" sin miramientos cuando intentaba reclamar al gobierno lo que le parecí­a justo. Se puede discutir la justicia o no de su reclamo pero, el método que usaron para acallarlo es absolutamente repudiable.
Hay cosas que no tienen solución, de todos modos hay medidas que deberí­an tomarse para intentar dar algún tipo de consuelo a los familiares y amigos de esta ví­ctima de la represión policial. En primer lugar debe individualizarse a quien gatilló, al ejecutante de tan horrendo crimen y, creo que es tiempo de que el gobernador Sobisch, no solo deje de lado sus aspiraciones presidenciales sino que deberí­a renunciar al gobierno de su provincia. Por supuesto que deberí­an ser separados de la fuerza policial todos los superiores de quien halla gatillado, la responsabilidad que les cabe es indelegable; están para proteger al pueblo y no para atacarlo ni matar a su gente.
Si no ocurren estas cosas, o por lo menos algunas, es probable que la situación se descontrole por completo y haya que lamentar mas ví­ctimas y daños materiales, el paí­s entero debe observar a Neuquen y solidarizarse con su gente y su padecimiento.
Ojalá que la vida de un trabajador como Fuentealba no se haya perdido absolutamente en vano y se pueda, al menos, lograr algo de conciencia en el pueblo sobre el mal accionar de algunos hombres de gobierno, funcionarios y empleados.

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