lunes, 27 de marzo de 2006

Son nada más que 30 años V

Massera, Videla y Agosti: Lí­deres que encabezaron el terrorismo de estadoCorrí­a el año 1976, el mes de marzo, el año anterior habí­a sido bastante desordenado en lo que a calendario escolar se refiere. Recuerdo que, ese año, terminé con asistencia perfecta; esto quizás se debió a la cantidad de dí­as que no habí­a clases por una u otra circunstancia. Recuerdo que mamá nos decí­a: "hoy no los llevo a la escuela porque hay lí­o", este "lí­o" significaba huelga, manifestaciones, amenazas o algo así­. El paí­s era un desorden y la gente viví­a renegando de eso. Escuche decir muchí­simas veces que el paí­s necesitaba una "mano dura" para terminar con el desorden. Debido a estos "lí­os" el comienzo de clases se habí­a postergado hasta comienzos de abril y mi abuela, que se iba unos dí­as al campo, decidió llevarme con ella. Por esa causa el 24 de marzo de 1976 me encontraba en San José, provincia de Catamarca; un lugar bastante alejado del epicentro de los problemas que desataron el golpe y las posteriores reacciones.
Por las noches acostumbraba a escuchar radio (alguna radio de Buenos Aires como Mitre o Rivadavia) y esa noche estuve hasta tarde con la radio prendida, recuerdo que decí­an algo así­ como que era "inminente" un golpe de estado; debo aclarar que no tení­a muy claro en esa época (tení­a 10 años de edad) que era un golpe de estado. Esa mañana mi abuela me llevó hacia una la zona comercial del pueblo cercana a la plaza principal y, en el camino, nos cruzamos con los personajes destacados de la sociedad; vimos al jefe del correo, al director de la escuela, algún almacenero y varias amistades de mi abuela. El sentimiento era unánime, todos creí­an un alivio la llegada del gobierno militar, esa mano fuerte que necesitaba el paí­s, todos celebraban la llegada del "orden". Estoy seguro de que eran buena gente y, ni imaginaban lo que se avecinaba.
En mi casa no se hablaba mucho de polí­tica así­ que no me enteré de lo que realmente pasaba hasta los '80, cuando tuve edad para averiguar algunas cosas por mi mismo y me convertí­, casi sin quererlo en un militante polí­tico enfrentado absolutamente a quienes habí­an tomado el poder en el '76.
Desde el lado de afuera (así­ viví­ el proceso '76 '83) dirí­a que, a la mayorí­a de la gente le importó solo sobrevivir y, ya en los '80, agradecí­an el hecho de que no se los haya tocado en la época mala y haber podido sobrevivir. He visto, en los lugares de veraneo, a todos fascinados por los artí­culos importados (espejitos de colores), he visto y he participado de los festejos en junio de 1978 sin saber (yo) ni imaginar lo que sucedí­a extramuros.
La responsabilidad de lo que pasó en esos tiempos fue, principalmente de quienes encabezaron las cosas, esos tres de la foto son los principales, pero el resto no podemos lavarnos las manos, hemos alentado o al menos tolerado la acción terrorista de nuestro estado; hemos consentido atrocidades por ación u omisión, en mayor o menor medida; hay quienes se enriquecieron con la "plata dulce" y la "tablita" de Martí­nez de Hoz. Si no reconocemos nuestras responsabilidades sociales (al margen de las individuales, por las cuales deberí­amos rendir cuenta ante la justicia) dificilmente podamos construir un futuro decente, un futuro que valga la pena vivirse, un futuro que sirva a nuestros hijos, un futuro que pase de la declamación a los hechos y en que verdaderamente sea impensable la posibilidad de vivir semejante atrocidad nuevamente, un futuro en el que podamos decir con absoluta seguridad que NUNCA MíS caeremos en lo mismo.

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