jueves, 5 de octubre de 2006

Fumar o no fumar, de Buenos Aires a Villa Clara

En Buenos Aires, los gobernantes buscan permanentemente mejorar la calidad de vida. Es tan antinatural juntar a varios millones de personas en el mismo lugar que hay que imponer, permanentemente, normas para evitar o, al menos moligerar, los trastornos que este acinamiento supone para quienes lo sufren cotidianamente.
El último paso en este sentido fue la ley 1.799 de la Ciudad de Buenos Aires que prohí­be fumar en lugares públicos salvo que se den determinadas condiciones que permitan separar a los fumadores de quienes no lo hacen.
De todos modos, aunque no fumen, los porteños deberán lidiar cotidianamente con la polución ambiental que generan los vehí­culos con motor a explosión que circulan por la ciudad, con el insoportable ruido generado principalmente por esos mismos vehí­culos, con el stress cotidiano de quien corre y nunca llega a tiempo, etc.
Todos estos factores contribuirán a reducir su espectativa de vida y a seguir luchando por una calidad de vida cada vez más atacada por la urbanidad y la civilización.
En otro lugar del mundo, en la Villa Clara de Santa Clara (Cuba), que los porteños quizás conocen por su mención en el tema "Hasta siempre comandante" (dedicado al Che Gevara), se descubre que una de las costumbres de quienes superan los 100 años de edad es fumar, fumar habanos. En un estudio sobre la vida y costumbres de los longevos se descubrió además que todos toman mucho café y se tienen intereses y motivaciones, incluso sexuales.
Parece que el tema de la calidad de vida viene por otro lado, seguramente la ley antitabaco beneficiará, sobre todo, a quienes no fuman pero, quizás algunas otras cosas influyen más que el tabaco en lograr una vida mas sana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario