Recuerdo la emoción que era verlo a Raúl Alfonsín, electo por el pueblo, asumir la presidencia de la Nación, todas las ilusiones de la democracia recién reconquistada y los sueños...
Pasaron 24 años y hoy, la democracia parece consolidada como institución.
Los argentinos vivimos la inestabilidad de las asonadas militares de Rico, Seineldín y compañía entre el 87 y el 89, la salida anticipada (provocada) del gobierno de Raúl Alfonsín, la Tablada, los 10 años de menemato en los que tuvimos que soportar a viejos señores criminales enseñoriarse en el poder, el desgobierno de De la Rúa y la tragedia del 2.001; de todas esas circunstancias históricas, la Argentina salió de pie, democráticamente y fortalecida en sus instituciones. Los dirigentes tuvieron que estar a la altura de las circunstancias y ponerse de acuerdo para comenzar de nuevo y lo hicieron. Vivimos una sucesión interminable de presidentes que no duraron nada en su puesto hasta que Eduardo Duhalde logró el gran acuerdo político. Vivimos el "que se vayan todos" (¿no se fue nadie no?), vivimos la inflación, el plan austral, la hiper, el 1 a 1, la integración con los países vecinos, la crisis diplomática con Uruguay, el repudio del norte, el aplauso del norte, candidatos que hablaban de penas de muerte, promesas, desengaños, el juicio a las juntas, punto final, obediencia debida, indulto, parecía que la impunidad no tenía vuelta pero... las instituciones democráticas reaccionaron y los genocidas están cayendo.
En esta maraña de cosas desordenadas que me acuerdo y otras tantas que, seguramente se me están pasando pasaron estos 24 años, el placer de verlo derrotado al turco ni lo cuento; ver como Néstor Kirchner llegó a la presidencia con el 22 % de los votos y es el presidente que se retira con el mayor grado de popularidad de la historia (por lo menos de estos 24 años), ver como elegimos a la primera presidente de la historia (La isabel fue electa vice) etc.
Realmente cambiamos en 24 años, a nadie se le ocurre ahora ir a tocar las puertas de un cuartel cuando hay una crisis, la derecha no es patrimonio exclusivo de las fuerzas armadas, ahora compite electoralmente y puede ganar y perder, la izquierda también entró al sistema y no necesita poner bombas para ser escuchada. Son 24 años que me hacen tener esperanzas, creer en los cambios, pensar en positivo.
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